miércoles, 12 de marzo de 2014

Un reserva para peatones en Benidorm

Los peatones primero. El Ayuntamiento ha decidido echar a los coches aparcados sobre la acera de la calle Apolo XI colocando unas barreras que permitan a los viandantes recuperar un espacio que se les había arrebatado. El área de Movilidad del Ayuntamiento ha instalado una barrera compuesta de postes de material flexible y de señalización entre la calzada y la acera para garantizar el paso de los muchos vecinos que viven o transitan por esta céntrica calle. La medida, quizá antiestética pero «necesaria», según el responsable del área, José Bañuls, se adopta para disuadir de aparcar a los conductores que, a base de estacionar el vehículo sobre el bordillo, llegaban a causar «escenas absurdas como mujeres con carrito de bebé que no podían salir de sus portales porque había un coche ocupando toda la acera», según manifestó ayer el asesor. 
La seguridad de los carritos eléctricos y las personas mayores que frecuentan la zona «y se ven obligadas a andar por la carretera», ha forzado el cambio de aspecto de la calle.
La actuación se produce después de que el Consistorio redujera las líneas de aparcamiento de dos a una en esta vía que sigue dando servicio al corazón comercial de la ciudad. El mal uso continuado del bordillo como lugar de estacionamiento ha obligado a disuadir a los conductores de la invasión con una batería de pivotes flexibles que delimitan una acera «pintada como paso de cebra» para señalizar con más vehemencia que es de uso exclusivo de peatones. «Es una calle muy antigua y el bordillo está lo bastante bajo como para que se puedan subir las ruedas con facilidad», explica Bañuls.
Para el asesor de Movilidad, convertir la calle en esta suerte de reserva para peatones con señalización escandalosa «no es la mejor solución», pero «es la mejor alternativa mientras no haya dinero para arreglar» el vial.
Apolo XI es una arteria que está «llamada a convertirse en peatonal», en palabras de Bañuls, tanto por su carácter comercial como por su proximidad a los centros educativos de la calle Escuelas, factor este último que ha llevado a Movilidad a «reducir la velocidad de los coches» en toda la extensión de la calzada.«Entendemos que las multas no deben ser la vía principal para evitar esto», concluyó Bañuls.

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