jueves, 13 de marzo de 2014

Benidorm busca una inversión de 800.000 euros para explotar tres proyectos museísticos 15 años

Benidorm busca gestor cultural para que convierta el interior vacío de un edificio en un gran museo, que transforme además un inmueble del siglo XIX en una casa-museo etnográfico y construya un espacio informativo, tipo centro de interpretación, alrededor del pecio de la Playa de Levante. El Ayuntamiento ultima el pliego para adjudicar la explotación durante 15 años del Museo Boca de Calvari, Casa de l'Hort de Colón y del barco mercante hundido a cuatro metros de profundidad en el litoral a una empresa que garantice una inversión mínima de 800.000 euros en el paquete museístico que conformará la primera oferta de turismo patrimonial de la historia del municipio más visitado de la Costa Blanca. Todo un reto para las empresas de un sector, la cultura y la conservación, que vive años excepcionalmente bajos por los recortes y las subidas de impuestos. Aún así, desde el Ayuntamiento se asegura que tras la noticia de la más que probable privatización del Boca del Calvari «han llamado ya varias empresas interesadas» en saber más sobre este «pack cultural».
Boca del Calvari

La consellera de Infraestructuras, Isabel Bonig, inauguró el edificio del Museo Boca del Calvari el pasado 26 de febrero. Se daba por entregada una infraestructura que nació de la improvisación que marcó al Plan Confianza, réplica valenciana al Plan E impulsada por el expresidente Francisco Camps, y cuya finalidad no ha estado definida hasta el actual mandato del PSOE pese a haber tenido un coste aproximado de 1,6 millones de euros que, según la edil de Cultura, Eva Mayor, cubre en su totalidad la Generalitat. La obra esta hecha, pero el museo de la céntrica calle Tomás Ortuño está vacío y su dueño, el Ayuntamiento, sólo puede rellenarlo con restos arqueológicos que apenas podrían justificar el uso de una de las cuatro plantas del edificio. Y aquí es donde entra el inversor.
El área de Patrimonio sabe qué discurso histórico quiere que ofrezca el museo y ha calculado, según fuentes municipales, cuánto costaría hacerlo con la dignidad que requiere un espacio «que va mostrar la historia de Benidorm», como explicó ayer Mayor. «Queremos que sea un museo del siglo XXI: lúdico, didáctico, adaptado a las nuevas tecnologías y que tenga en cuenta las características de los visitantes de Benidorm», apuntó Mayor. De ahí la línea roja de los 800.000 euros, inversión cuya mayor parte, más de medio millón de euros, debería ir destinada al Boca de Calvari, según otras fuentes municipales consultadas por este diario.
En el pliego de condiciones de adjudicación que ultima el área de Cultura y Patrimonio, el sótano está dedicado a la colección de restos arqueológicos cedida por el coleccionista Luis Duart, mientras que el primer nivel acogerá exposiciones temporales. Las dos plantas superiores cubrirán la época medieval y moderna del municipio y el turismo, según contó ayer Mayor.
Los técnicos municipales de Economía y Urbanismo ultiman informes sobre el proyecto que, si son favorables, avalarán la llegada del pliego al pleno del Ayuntamiento de este mismo mes para ser sometido a votación.
Esas son las líneas de puntos que propone Cultura que los posibles concesionarios deberán unir con sus propios fondos: diseñar los espacios expositivos, conseguir las piezas para las tres salas superiores, equipar el edificio y dotarlo de personal. «El Ayuntamiento sólo se encargará de supervisar», apuntó la edil, y de percibir un canon casi simbólico de 1.000 euros anuales.
Resto del paquete
Los planes de Cultura para la Casa de l'Hort de Colón y el pecio también apuntan alto. El inmueble del siglo XIX debe ser «el museo de todos», en palabras de Mayor, y contar con aportaciones de los vecinos en forma de mobiliario antiguo y otros objetos que permitan, dentro de una casa rehabilitada, reconstruir una vivienda de la época en que Benidorm era ciudad de marinos mercantes.
Además Cultura quiere convertir el pecio, un barco de mercancías construido en el siglo XVIII y descubierto a finales de los años 90, en un polo de atracción turística en plena Playa de Levante. «La idea es que hasta los niños puedan bajar haciendo snorkel con todas las garantías de seguridad y alrededor de un espacio educativo», explicaron las citadas fuentes.
Tres hitos para un circuito cultural que además, no podrá costar más de seis euros por visitante.

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