viernes, 9 de mayo de 2014

Sus pequeñas señorías

A Héctor le ha tocado la peor parte. Su papel es de Andrés Sánchez, el acusado, al que se le imputa el delito de agredir a un compañero por «chulearse» de él por llevar una gorra de otro equipo de fútbol. En la vida de los mayores este hecho puede ser trivial. En el patio de un colegio, por menos, te quedas sin bocata.


Una de sus compañeras de sexto de Primaria, en el colegio Leonor Canalejas de Benidorm, asumía el rol de abogada, y se había preparado concienzudamente un buen argumentario para salvar de la condena a «su cliente». El principal: que la testigo que probaba los hechos «ajuntaba» más a la víctima que al acusado. Finalmente, su gozo en un pozo. Héctor veía cómo su personaje era condenado a cuatro meses de libertad vigilada.
Estos tres niños y otros tantos participaron ayer en el acto final del programa «Educando en Justicia», que desde el año pasado ha sumergido a alumnos de sexto de diferentes escuelas de esta localidad en el mundo de los tribunales, simulando juicios que protagonizaban los propios niños. La iniciativa corre a cargo del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), del Ministerio de Justicia y la Concejalía de Bienestar Social.
La vista, como en la primera ocasión, la dirigió el exdecano de Benidorm y actual magistrado del Juzgado número 2 de lo Penal en Valencia, Enrique Ortolá. Este juez, por su trabajo, se enfrenta a diario con supuestos delincuentes, en ocasiones peligrosos. Subraya, entre risas, que todos estos pequeños con los que lidia en estas simulaciones, «en un principio, también te dan miedo, pero en cuanto conectas con ellos es una maravilla».
El magistrado apunta que con esta iniciativa tratan de desmitificar un poco el papel del juez, «que para ellos es una figura demasiado seria. Queremos que nos vean como personas cercanas y no como a un ogro o al coco», resalta bromeando.
Una cosa que no deja de sorprender a Enrique Ortolá es la retahíla de preguntas surrealistas que se le ocurren a todos estos jovencitos. «Hoy me han preguntado si es delito que un capitán de un barco obligue a sentarse a los miembros de una tripulación en mitad de un hundimiento de la nave. ¿Cómo se les puede ocurrir esas preguntas? Otros van más directos al grano: ¿Y para ser como usted, qué se hace?"», recordaba el juez de lo Penal.
Y es que eran varios los pequeños que después de esta experiencia ya cambiaban su sueño de ser como Cristiano Ronaldo con el de vestir con toga algún día y defender la Ley por encima de todas las cosas. Sara Felorio, a sus 12 años, es cauta. De momento, señala que se lo plantea, aunque no da nada por cerrado. Ella hacía de fiscal y, al igual que otros muchos compañeros, ha estado preparando el caso en su casa mucho tiempo, casi tanto como el que le dedicaría a cada caso el propio Perry Mason. «Sobre todo, nos ha gustado porque es una experiencia que no vives todos los días», dice.

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