lunes, 19 de mayo de 2014

Mucho ruido y pocas nueces

Son las tres de la madrugada y hasta la habitación llegan las voces de un grupo de amigos que, tras una noche de fiesta, decide recordar la última anécdota justo debajo del balcón de cualquier casa de Alicante –desde la Vega Baja hasta Dénia–. El sueño se rompe y, probablemente, sea difícil de retomarlo en poco tiempo. Esta sería una de las imágenes que se derivan del problema entre la conciliación del ocio nocturno y el descanso que se repite en los cascos históricos o zonas de playa de muchas ciudades españolas y en áreas donde se concentran pubs con música o terrazas en la calle. Benidorm lo resumió en su última campaña de concienciación con un simple: «Si tu gritas, yo no duermo». Y Elche lanzará a final de mes otra que incidirá en que, «Mientras tú disfrutas, otros descansan».
El ruido procedente del exterior o del propio bloque de vecinos se ha convertido en los últimos años en una preocupación para muchos ciudadanos. En la última Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE) –diciembre– el 17,4% de los hogares de la Comunidad asegura que sufre molestias por el ruido, un porcentaje que supera en dos puntos la media estatal, que se sitúa en el 15%. Sólo por encima de la autonomía, las zonas a las que más afecta la contaminación acústica son las de Baleares (22,5%), Andalucía (18,95) y Madrid (17,7%). Asturias o Castilla y León, por ejemplo, se encuentran por debajo de la media, con un 12,1% y 13,7%, respectivamente.
La causa por la que esta zona de la costa mediterránea podría encontrarse entre las más ruidosas «estaría ligada a la climatología», sostiene José Sales, presidente del Consejo Autonómico de Colegios de Administradores de Fincas de la Comunidad. «Con el calor, la gente pasea y está más en la calle que en la zona norte».
El segundo país más ruidoso
Pero el desconsolador posicionamiento de liderar las áreas más ruidosas también afecta al territorio nacional. Según el ránking de la Organización Mundial de la Salud (OMS),España es el segundo país más ruidoso por detrás de Japón y el primero en la Unión Europea. La única réplica que los datos del INE podrían dar a las estadísticas de la OMS es quela tasa de viviendas españolas afectadas por ruido ha bajado. Del 25% que representaban en 2007 se ha pasado al 15% actual. Algunos sectores explican que hay una mayor concienciación.

Las voces de la calle que se cuelan por la noche en la vivienda, al igual que el alto volumen de la música, el aparato del aire acondicionado o de los congeladores de los pubs colindantes; el motor de la puerta de un garaje; el camión de la basura; los zumbidos de la fiesta del piso de al lado en horas llamadas al descanso; el tráfico o las obras son los ruidos que más molestan a los vecinos.
En una gran población con zona de costa como Orihuela el total de llamadas a los agentes municipalessuperaron las 400 en 2013 y en lo que llevamos de año ya rozan el 30% (125) en relación al año anterior. En el caso de Benidorm, el último informe del Ayuntamiento alertaba de que las quejas se han multiplicado por diez desde 2011 y en Alicante, las denuncias por ruido a la Policía Local pasaron de las 251 –alrededor del 60% del total registradas– de hace tres años a las 322 (+28%) de 2013. No obstante, sólo derivaron en expedientes sancionadores –incluyen molestias a los vecinos o locales de música sin licencia– 60 hace tres años y 72, en 2013, bien porque los expedientes resultan negativos o porque los establecimientos corrigen las deficiencias, según fuentes municipales.
Más terrazas
El representante de los administradores de fincas de la Comunidad advierte de que con la entrada en vigor de la ley antitabaco (2011) «han proliferado las terrazas en las calles, por lo que hay más sonoridad» y, por tanto, más quejas. Aunque José Sales matiza que «no se puede demonizar a los locales, ya que la mayoría cumple con los horarios de cierre, pero los clientes se quedan fuera hablando. Y si se molesta a los vecinos, ya no depende del propietario de la actividad, sería un problema de orden público, por lo que si hay quejas, suele acudir la policía». Y una vez que llegan los agentes, no todas se convierten en denuncias. Algunas mediciones tienen resultado negativo al cumplir el local los requisitos, aunque, a nivel general, más del 70% de los expedientes se resuelven a favor de los vecinos. También desde Alicante señalan como la principal razón del aumento de denuncias el hecho de que «hay más locales», que, además, suelen concentrarse en áreas concretas. Además, en muchos sitios se ha implantado el «tardeo» y en algunas zonas, como en la capital,ha provocado múltiples denuncias vecinales.

Tanta relevancia ha adquirido el problema de la contaminación acústica entre la ciudadanía, que en el último informe de la Fiscalía General del Estado se alude a esta situación. El documento alerta de que se observa «un importante número de capitales de provincia de tamaño medio.... o grande..., en las que se ha incrementado el número de procedimientos penales en materia de contaminación acústica».
En la memoria se cita a Jaén y Bilbao y se subraya el caso de Valencia, con cuatro procedimientos abiertos, uno de ellos por ruidos procedentes de un casal de Fallas. No obstante, pese al aumento de quejas, en la provincia sólo se registraron en 2013 dos denuncias penales en la Fiscalía de Alicante, que se archivaron.
Y recientemente, el fiscal de Dénia también archivó las diligencias por la denuncia que presentaron vecinos de varias urbanizaciones de les Marines por el ruido de una sala de fiestas autorizada en el puerto. No se había podido acreditar «fehacientemente» que el ruido superara los límites legales permitidos, aunque el fiscal instaba al Ayuntamiento a ejercer un control «más estricto» del ruido de los locales nocturnos.
Según distintas fuentes municipales, entre este sector se ha detectado que «hay más concienciaciónde los establecimientos. Muestran buena voluntad para cumplir los requisitos y poner los medios para conciliar el ocio y el descanso», apuntaban desde Torrevieja. «La mayoría de locales están mejor insonorizados», añadían desde Alicante.
Limitadores sí, limitadores no
Ahora, la ley es clara y estricta, y el nuevo escenario de aumento de instalación de terrazas en la calle o de implantación de locales con música ha empujado a los ayuntamientos a ser más restrictivos en sus normas reguladoras. En Benidorm, Torrevieja o Elche obligan a instalar limitadores de sonidoen los pubs para que la música no supere los decibelios permitidos.

Otros están a punto de exigirlos, como en Orihuela o l´Alfás del Pi, donde están adaptando la ordenanza municipal sobre contaminación acústica o acaban de aprobarla. En sus normativas exigen la insonorización, el aparato limitador, sujeto a inspecciones, e inciden en los horarios de cierre. En Alicante hace unos años que dejaron de usarse los limitadores de sonido. En Torrevieja, sin embargo, se mantienen como herramienta para evitar que la música en los locales de ocio supere el nivel autorizado. Hace unos meses, la Policía Local de Torrevieja inició una campaña de revisión en la que se detectó que el 25% de estos aparatos estaban manipulados. La concejala de Seguridad, Agustina Esteve, y la Policía Local avanzaron que iniciaban una campaña para actualizar el software de estos dispositivos que limitan el volumen de la música y la interrumpen cuando el local cumple su horario por la licencia que tenga autorizada.
Al contrario que en otras zonas, en Elche han bajado las denuncias por ruido. De las 18 registradas en 2011, al año siguiente se bajó a 14 y en 2013 sólo se registraron siete. Cierto es que los locales de ocio no se concentran en zonas residenciales, sino a las afueras, cerca del campo de fútbol y del polígono de Altabix, admitía el edil de Empresa, Empleo y Actividades Económicas, Luis Ángel Mateo. Las denuncias provienen más del centro. «Los más destacados se ciñen a 7 locales, de los que 3 son de ocio (noche), y el resto es por molestias diurnas de una escuela de baile, una chatarrería, un gimnasio y una cafetería».
Elche, «ciudad verde» en acústica
Con este bajo nivel de quejas y el buen resultado de las sonometrías realizadas en 2012, según el edil,Elche ostentaría en el mapa acústico «el color verde, al no superar los decibelios que exige la normativa». Y en el plan municipal contra la contaminación acústica, la ciudad de las palmeras ha sido estricta en los requisitos. Además de los limitadores, se exige a los locales un estudio previo de niveles de sonido que es determinante para la concesión de la licencia. El plan se revisará en cinco años «porque el ocio es itinerante y puede cambiar la realidad del sector», insistía Mateo. Por su parte, en Alcoy, los problemas son «comunes a todas las ciudades», admitían en el Ayuntamiento.

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