martes, 3 de junio de 2014

Pablo Iglesias, Pinocho y eufemismos.

Estimado Pablo Iglesias:

Dice el refrán que “es de bien nacido, ser agradecido”. Por respeto y educación, no voy a decir de usted que es un mal nacido, porque no le conozco lo suficiente, pero tengo la total certeza de que no es nada agradecido, basándome en sus declaraciones.

Para que usted hoy, siendo ya político, goce de la libertad y la ausencia de miedo que goza, hay quien lleva años jugándose la vida (y perdiéndola, en muchos casos). ¿Que por qué digo esto? Porque he visto su entrevista en el programa “El Objetivo” y hace usted referencia a Rosa Díez como esa señora que lleva “30 años bajándose de un coche oficial”. Y lo entiendo, aunque suene raro. Lo entiendo porque cuando lo sacan de su discurso aprendido (una vez que se le ha escuchado 2 veces, el resto resultan una suerte de déjà vu) y de las preguntas esperadas, pierde el control de la situación.

Soy más joven que usted, pero eso no me impide saber que Rosa Díez, como tantos otros, llevan escolta porque sí saben lo que es tener la espada de Damocles colgando sobre sus cabezas. Uso este eufemismo "histórico" por no decir que han sido amenazados de muerte y que salían todos los días a jugarse la vida a la calle. Pero no se extrañe del uso eufemístico, del que usted también hace uso cuando habla de “bajarse de un coche oficial”.

Entre sus muchos discursos aprendidos está el de las “puertas giratorias” (vaya por delante también mi desacuerdo con ellas). Quizá no le gusten esas puertas giratorias, pero lo que sí es usted es un poco “veleta”. Usted, que se ha referido a la Constitución como “los papelitos del 78”, diciendo que quién mejor entendió la enorme situación de injusticia social que la Carta Magna establecía fue ETA (sí, ETA, esos que dice que hacen “política de boxeo”) y, sin embargo, se ha aprendido algunos de sus artículos como un mantra, cuando le piden que aplique cifras y medidas concretas a su programa.

Yo sé que usted no ha vivido esa situación. Ni usted ni su familia, gracias a Dios. Que usted no ha recibido en su casa un paquete bomba para intentar acabar con su vida (la Sra. Díez sí sabe algo de esto). Por eso no le da miedo acudir a una herriko taberna a soltar sus soflamas populistas. Por eso, o porque no le desagrada lo que éstas han significado durante muchos años, a la vista de sus declaraciones

Le han adjetivado de muchas maneras, especialmente tras su éxito electoral, pero lo que no sé si le habrán llamado ya es mentiroso (compulsivo, además). Entiende que Rosa Díez y sus compañeros son “casta política”, otro de esos mantras que repite hasta la saciedad. Como bien dice, el término casta política vino dado por los italianos, para definir a aquellos políticos que gobernaban en connivencia con los poderes económicos, convertidos, por tanto, en una suerte de marionetas en manos de los banqueros. Es una lástima, tan joven y tan falto de vista y memoria. Pero yo le ayudo. Déjeme recordarle que ha sido UPyD quien ha llevado a los tribunales a BankiaCaja SegoviaCaja Navarra… Todavía  no he conocido ninguna marioneta que corte los hilos de quien la maneja.
Y, para finalizar, vamos con otra de sus mentiras. Dice que UPyD es un partido xenófobo. Bueno, no lo dice así de claro. No sé si porque usted mismo sabe que es mentira. Mantiene que UPyD habla de “los de aquí” en contraposición con “los de allí”. Otra vez me toca hacer ejercicios de memoria con usted. Pero esta vez me va a ayudar Sosa Wagner, eurodiputado, con una de sus declaraciones: “todo lo que no hagamos los demócratas por integrar a los inmigrantes lo harán los xenófobos para expulsarles”.

En fin, deje de mentir, porque a usted que le gustan tanto las “fantasías animadas” (hablo ahora de alguno de los puntos de su programa electoral) y las “marionetas políticas”, debe saber lo que le pasó a un tal Pinocho en relación con las mentiras. Y hágame un favor: comience a ejercer su labor como eurodiputado, defendiendo su programa, sus ideas y su manera de hacer política (si puede). Pero, sobre todo, sea razonable. Como profesor universitario ya sabe cómo titulo Goya a aquella famosa obra: el sueño de la razón produce monstruos. 

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