Consuela comprobar que en todas partes cuecen habas, y que otros, a veces, incluso las cuecen más gordas. El daño colateral, sin embargo, es que, como toda estupidez suele ser contagiosa, y España (lugar donde una ardilla podría recorrer la península saltando de idiota en idiota) es lugar bastante propenso a tales contagios. Y es que, junto a la dimisión de grandes dirigentes del Partido socialista obrero español, ya sea Rubalcaba o Patxi López, parece ser que ahora con la marcha de estos, el PSOE considera la opción de una pequeña democracia interna, que más bien, sigue pareciendo el mismo sistema dictatorial interno.

"Los estatutos del partido también dicen que en las ciudades que hay alcalde, no va a haber primarias. Directamente el alcalde tiene que ser el candidato" afirmaba Navarro sin pretexto alguno. Y ello, manifiesta así, de una forma un tanto lampedusiana, las intenciones de la identidad socialista.
Claro ejemplo de democracia interna real y soberana, es el caso de UPyD, donde todos y sin exclusión alguna, sus candidatos deben de pasar por primarias para cualquier puesto al cual se presentará a una elección pública posterior; donde todos los afiliados magentas tienen derecho a elegir a quien represente a su partido.

Rodrigo Quesada
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