Frente a lo que se pueda pensar, a UPyD le ha favorecido la irrupción de Podemos, el partido liderado por Pablo Iglesias. Hasta hace poco, mucho tachaban a la formación magenta de populista. Hoy, fruto de la inevitable comparación que realizan los ciudadanos más críticos con el bipartidismo, ya pocos dudan de que el partido de Rosa Díez está en la línea de la inequívoca institucionalidad. Es decir, no se limitan a poner en solfa a la llamada “casta”, sino que todas las iniciativas que impulsan se nutren de una honda altura de miras, mirando siempre por la estabilidad del país. Esta característica la ha tenido desde su origen, pero ahora los ciudadanos la pueden apreciar con total claridad. Ya todos saben que existen dos vías diferentes en los partidos que conforman la tenida por tercera vía: unos proponen un cambio radical de modelo y otros, como UPyD, están por la reforma del mismo, pero sin hacer tabla rasa y sí protegiendo lo mucho que este tiene de bueno.
Por coincidencia con los hechos, la abdicación de Juan Carlos I ha puesto aún si cabe más énfasis en esta circunstancia. Mientras Podemos, IU y las fuerzas nacionalistas piden aprovechar la coyuntura para llamar a la convocatoria de un referéndum que abra el camino a la III República, UPyD no ha dudado en sumarse a PP y PSOE (este, pese a su debate interno) y ya ha dejado claro que favorecerá lo que es natural y lógico; esto es, la sucesión en la Corona de Felipe VI, como indica la normativa legítima y legal de nuestra Monarquía Parlamentaria.
¿Quiere decir esto que UPyD es una fuerza monárquica? ¿O, como el PSOE, son republicanos que mantienen el pacto constitucional y, mientras no se desvíe de su mandato, apoyan este régimen monárquico? Ninguna de las dos cosas. Los magenta han repetido hasta la saciedad que no son ni monárquicos ni republicanos, sino que únicamente estarán con el modelo que sostenga los valores esenciales: democracia, estabilidad, consenso, modernidad, laicidad. Por considerar que la Monarquía que instauró Juan Carlos I y que ahora seguirá Felipe VI ha sido el periodo de mayor paz, concordia y libertad en los últimos tres siglos de historia de España, en UPyD no dudan a la hora de seguir apostando por la perduración de este modelo, siempre y cuando no se corrompa y deje de representar lo que hoy representa.
UPyD carece de complejos. Desde su existencia (y lo seguirá haciendo), ha criticado los privilegios de los que se ha beneficiado el bipartidismo, hasta el extremo de desvirtuar muchas cosas que creíamos aseguradas. Aquí, toda su acción ha transcurrido en los ámbitos en los que ha de darse: en el Parlamento y en los juzgados, siempre respetando las normas constitucionales y legales que entre todos nos hemos dado. Por el contrario, hoy es evidente que los populistas son políticos del sistema que van de antisistema. Son gente como Cayo Lara (que dice que “ha llegado el momento de elegir entre monarquía y democracia” sin ponerse colorado), Julio Anguita (que asegura que en España “las repúblicas se proclaman” en vez de llegar a ellas por los preceptivos procesos jurídicos e institucionales) o Pablo Iglesias, que matiene que, “si Felipe quiere ser Jefe de Estado, que se presente a las elecciones”. Es muy fácil hablar, pero los políticos constructivos son aquellos que conocen la historia, siempre anteponen la estabilidad de la ciudadanía a sus ideales más utópicos y, pidan las reformas que sea, lo hacen en base al respeto a la ley.
Por cierto, en España tenemos una Ley Suprema, la que mejor ha funcionado en todo nuestro caminar nacional: la Constitución de 1978. La de la Monarquía Parlamentaria que fundó Juan Carlos I. La que nos equipara a monarquías como la británica o a repúblicas como la alemana. La que nos hace ciudadanos libres y emancipados. Porque viviremos en una Monarquía, pero somos ciudadanos y no súbditos. En los regímenes a los que nos quieren abocar los populistas no tengo muy claro qué seríamos. Sospecho que en UPyD guardan el mismo recelo.
Fuente: blogs.periodistadigital.com
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