No me gustan los entusiasmos advenedizos. Desconfío del converso que se cree en la obligación de comunicar al mundo el descubrimiento recién digerido (o todavía sin digerir), que acaba de tumbarlo del caballo en el camino de Damasco. Menos todavía me gustan quienes, suponiendo en el prójimo su propia y fresca ignorancia, dan por supuesto que, sin ellos, la humanidad desconocería determinadas maravillas o prodigios; sin considerar que tal vez el resto de la multitud, o parte notoria de ésta, puede tener desde hace tiempo una extrema familiaridad con esos asuntos. Dicho en simple, es como si un turista recién llegado diera la brasa pregonando, a quienes pasaron la vida en la barra de una gran discoteca o bar de la playa de Levante, las virtudes de los mejores cócteles o chupitos.
Esto, que ocurre en todos los órdenes de la vida, se da mucho en nuestro querido Benidorm, en el que, de pronto, al abrir un casino; un local que a juicio de servidor, era más que indispensable para nuestro turismo, parece ser que muchos han descubierto América, o que sé yo. A pesar de que la diversidad de opinión en este tema, como en muchos otros, es múltiple dependiendo de a quien le consultemos sobre el asunto, a día de hoy pocos pensaban en la construcción de uno de estos, es más, la oposición para establecer un casino en tierras benidormenses era cuantiosa. Pero, ahora que este lugar destinado a los juegos de azar, ha suscitado tal interés entre nuestros ciudadanos y turistas, muchos de los que dijeron en su día un no rotundo a la creación de este, hoy visto lo visto, cambian de chaqueta a la ligera.
Pero, dejando de lado el tema de los interesados más que habituales ya en Benidorm, más bien, les quería hablar sobre el casino en si. Y es que, tal vez ustedes no son conscientes de la importancia de este proyecto. A parte de que, ya son 70 los puestos de trabajo creados por el casino y que, más tarde, cuando se inaugure la segunda fase en Octubre, estos ascenderán a 150, y que por si fuera poco, el casino ya gestiona la posibilidad de que este cuente con un hotel anexo; la importancia en cuanto a oferta turística y revitalización económica, no solo del Rincón de Loix, sino de Benidorm, será cuantiosa.
Hará no más de dos años, en una de mis cotidianas tertulias junto a mi padre tratando diversos temas como es costumbre, comentábamos que podría necesitar Benidorm para salir del presente turbio en el que vivía (y vive), y entre diversas soluciones, encontramos la creación de dicho casino que a día de hoy es posible. No es un establecimiento que solo vaya a funcionar con grandes beneficios en la época estival, sino que, en las temporadas más bajas de Benidorm, este podría seguir funcionando sin problema alguno.
En resumidas cuentas, como apuntaba ayer Jesús Álamo, uno de los presidentes del Casino Mediterráneo; Benidorm necesitaba un casino.
Rodrigo Quesada / @Quesadacid
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