Tras la propuesta de Albert Fabra sobre la elección de Gerardo Camps como candidato a la alcaldía en Benidorm de la mano del Partido Popular, el descontento que ha generalizado dicho revuelo y, las sendas demostraciones de democracia interna de los demás partidos políticos ajenos al bipartidismo a través de las primarias; el PP vuelve a estar en el punto de mira, catalogándose así mismo, como una formación política ambigua y vetusta.

Una prueba más de que, aún existiendo militantes válidos y capaces de liderar un proyecto con opciones a gobernar, las turbias y arcaicas políticas internas del Partido Popular hacen que dicha oportunidad se pierda, ya sean por los intereses de unos u otros. Cabe recordar que, a día de hoy, la ciudadanía es cada vez más exigente con la política y sus políticos y, por lo tanto, las medidas de transparencia y anticorrupción en un grado coherente serán valoradas enormemente en las urnas; pero no recibirán el mismo apoyo a los que convivan con la corruptela política, o bien, tomen decisiones disparatadas en términos de transparencia y lucha contra la corrupción, como es el caso de algún que otro partido político que, más cercano se encuentra de las formas ofuscadas de la inquisición que a medidas que combatan de manera congruente a esta lacra.
Si finalmente el PP no da un paso atrás para volver a tomar impulso cambiando de liderazgo entre los populares benidormenses, estos pueden agarrar de la mano a sus colegas socialistas junto a los liberales del, por ahora, CDL y caer en picado en los próximos comicios municipales, dejando así, vía libre a los demás partidos políticos con opciones de gobierno.
Rodrigo Quesada / @Quesadacid
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